jueves, 15 de marzo de 2012

Wert 100 días


15/03/2012
Wert 100 días

Wert, un ministro torero con muchos y peligrosos asuntos que lidiar

Por fin un ministro al que le gustan los toros. Quizás, opiniones a favor o en contra de la polémica Fiesta, le venga bien. Dada la envergadura de los ‘victorino’ que le esperan, algunos ya embistiendo sin aguardar a esos 100 días que suelen darse como cortesía a los nuevos gobernantes  en el ruedo virtual de su también virtual plaza que es el Ministerio. Pongamos que se habla/escribe de José Ignacio Wert, al frente de una de las carteras escoba de más extensa denominación oficial. Ahí es nada: Educación, Cultura y Deporte.
Tres asuntos complejos -el Deporte, que antes llevaba directamente Zapatero se ha añadido a las competencias anteriores con Ángeles González Sinde como máxima responsable de la cartera- y sólo relativamente relacionados en los que hay mucho que torear. Y a fe que Wert, valiente él, no se ha echado atrás a la hora de enfrentarlos sabiendo que puede tener división de opiniones en su balance: O sea, ovación, vuelta y corte de orejas o pitos y bronca, por continuar con esos ricos términos sacados de la Fiesta que preñan el idioma español.
El primer bicorne con el que se atrevió, cuya faena la había realizado su antecesora, incluso dándole nombre a la Ley, pero no había matado ni rematado -léase que estaba pendiente de aprobarse- fue la de las famosas descargas por internet. El sucesor de Sinde, valiente él, no tuvo problemas para estoquear la nueva normativa, que en agradecimiento añadió su apellido para llamarse ya siempre Ley Sinde-Wert. Un marco regulatorio que sí que ha provocado una fortísima división de opiniones merced al intento de combatir las webs infractoras de los derechos de autor.
Es una forma de entender la Ley desde las instancias del Ejecutivo, pero no así entre las asociaciones de usuarios o de muchos de estos de forma individual. En la práctica, como se ha llenado la red de protestas desde antes de su publicación en el BOE y mucho más después,  se acusa a la norma -que e sun apartado de la Ley de Economía Sostenible- de posicionarnos ante un peligroso sistema administrativo-judicial, gestionado por una Comisión de Propiedad Intelectual que a su vez está formada por personas dependientes del Ministerio de Cultura.
De modo que guste o no y se aplique o no con dureza, lo que es indudable es que el Estado gana en poder para controlar lo que circula por la red al disminuir la capacidad de análisis y decisión de los jueces en este tipo de caso -aunque por fortuna, hasta ahora en líneas generales la justicia española ha exculpado a las webs de enlaces-. Y que afecta no sólo a las páginas de enlace con otras, sino a cualquiera, como textualmente expresa: Podrán ser aplicadas a cualquier persona física o jurídica que proporcione un servicio de la sociedad de la información y de comercio que directa o indirectamente actúen con ánimo de lucro o hayan causado o sean suceptibles de causar un daño patrimonial al titular de derechos.
Máxime cuando la decisión final, el juicio teóricamente salomómico, queda en  manos de los miembros de la Comisión de Propiedad Intelectual, que serán nombrados -aún no lo ha hecho-  son nombrados por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, a propuesta de los Subsecretarios de los Ministerios de Justicia, Educación, Cultura y Deporte, y Economía y Competitividad. O sea juez y parte. En cualquier caso, aunque el toro de la ley ya está en el ruedo, todavía no se conoce si ha habido denuncias, que de ser que sí, estarán esperando este nombramiento.
Respecto a otros asuntos de este apartado cultural -sin olvidar nunca que, como en Educación y Deporte las competencias están transferidas a las comunidades autónomas y hay que contar con los respectivos Consejos Sectoriales las pocas veces que se reúnen- , el ministro se ha pronunciado en diversas ocasiones, aunque esas ideas no han llegado a normativa en el Boletín Oficial del Estado, previo paso, con mayor o menor negociación, por el Congreso y el Senado
Así, por ejemplo el titular de la cartera se muestra partidario de mejorar afianzar la confusa relación de las cadenas televisivas con su hermano mayor del cine, cambiando la vigente Ley General de Comunicación Audiovisual y la propia Ley del Cine. También pretende potenciar el sector editorial, especialmente en el libro digital, equiparando la fiscalidad del libro impreso al que se distribuye a través de Internet. Y otros cambios en la Ley de Mecenazgo con un aumento en las desgravaciones fiscales que s eobtengan de ellas para colocarlas en porcentajes similares a los de otros países europeos.
Educación
Otro de los ‘vitorino’ que mucha guerra y polémica van a dar al coletudo Wert es el de Educación. Donde el ministro ya ha hecho el paseíllo con varias de sus propuestas, igualmente con división de opiniones en los tendidos ha sido el de Educación. este nombramiento. Algunas como denuncia, bastante razonada o al menos argumentada, de la situación anterior: por ejemplo el bajo rendimiento estudiantil que año tras año denuncia el informe Pisa o el cada vez menor temario común en las 17 comunidades autónomas o la paradójicamente mala formación que logran en la Formación Profesional -Wert pone como ejemplo a imitar la alemana-o la excesiva endogamia a la hora de elegir los profesores universitarios.
Aunque no parece que la mejor manera de cambiarlo sea la que ha ideado para los aspirantes a maestros y profesores, al cambiarles sin aviso ni negociación el temario de las oposiciones ya convocadas, lo que como es lógico ha vuelto a incendiar la red con sus protestas. Respecto a una normativa estatal que sirva de unificación de asignaturas en todas las regiones para que los estudiantes españoles tengan -salvo cuestione smuy localistas- un ideario común mucho mayor que el actual, la idea está muy bien, aunque el centralismo excesivo puede ser igualmente perjudicial y habrá que ver cómo lo lleva a cabo. Pues como en Cultura, también en Educación las competencias están transferidas a las autonomías.
En Secundaria, el ministro ya ha adelantado un cambio reduciendo un curso la ESO -que pasaría a tres-y sumándoselo al Bachillerato, que ahora quedaba muy  constreñido en sólo dos. También estaba en contra de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, que ya ha eliminado casi inmediatamente a su llegada para sustituirla por Educación Cívica y Constitucional, que no parece diferir mucho. Eso sí, el torero Wert no ha sido valiente para eliminar la Religión de los centros públicos y dedicar esas horas a cuestiones más interesantes y menos sectarias. Y amenaza con otra polémica con la supuesta -por él- necesidad de establecer lo que denominó un ‘bilingüismo inclusivo en inglés -o sea que se den las clases en este idioma- para algunas asignaturas, algo discutible en general y mucho más en las comunidades con dos lenguas oficiales.
Quizás la hermana pobre del ministerio sea su tercera pata: el Deporte. Pero que, al menos, ha recuperado categoría teórica, ya que el anterior ministro ‘in pectore’ era el propio presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, que en su última remodelación gubernamental lo dejó en una secretaría de Estado dependiente de Presidencia. Al margen de su no ocultada futbolera confesión madridista,  Wert no se ha pronunciado en exceso respecto a la temática, y es muy posoble que salvo en el asepcto fundamental de la lucha contra el dopaje, en el que España va tan retrasada, deje ‘tiorear’ al secretario de Estado, Miguel Cardenal, quien acaba de nombrar al frente de la Agencia Estatal Antidopaje a la prestigiosa Ana Muñoz Merino.
Al menos, el valiente coletudo Wert ha cogido al toro por los cuernos y no ha ocultado que “por supuesto, tenemos, no hace falta decirlo porque está de la más rabiosa actualidad, un problema con el dopaje, por eso vamos a intentar a la brevedad posible aprobar la modificación de la ley antidopaje”. Porque, filias y fobias francesas y/o de la UCI aparte con la injusta condena a Contador, no sólo se juega el deporte, y el país, el prestigio, sino las posibilidades de que Madrid, a la tercera, sea por fin elegida sede de los Juegos Olímpicos.
Y, claro, sin olvidar, en la parte que le corresponde, el feo asunto de la bancarrota de la mayoría de los clubes de fútbol de la Liga Profesional y su deuda de 750 millones con Hacienda. Que aunque sean entidades privadas, dependen en parte no sñólo de ayudas oficiales, sino que deben cumplir la ley y pagar a Hacienda como cualquier españolito. Y si algún histórico desaparece, pues qu elo haga. Ahí si que el torero Wert va a tener no sólo que coger el toro por los cuerno,s ino arimarse, cargar la suerte y -dada la carga demagógica y  populista, no confundir con poular del PP- jugarse la vida… política

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