lunes, 21 de mayo de 2012

FIASCO: la modificación de Educación para la Ciudadanía deja intactos los cauces adoctrinadores


21/05/2012
FIASCO: la modificación de Educación para la Ciudadanía deja intactos los cauces adoctrinadores
Cuando el ministro Wert anunció la modificación de la Educación para la Ciudadanía, lo celebramos con cautela pues, además de unas razones para la esperanza, el anuncio encerraba aspectos cuanto menos dudosos:





  1. ¿Qué significa ‘con menos, o ninguna, carga ideológica‘? O se descarga de ideología en su totalidad o vulnerará la neutralidad ideológica y los correspondientes derechos paternos. Si el cambio es para aminorar o modificar su carga ideológica no habremos avanzado nada en el ámbito de las libertades.
  2. ¿Son conscientes de que el carácter ideologiuzante de Educación para la Ciudadanía está, no sólo en sus contenidos, sino primera y principalmente en sus objetivos y criterios de evaluación que pretenden la reconstrucción moral del alumno? A tenor del anterior punto 3 cabe albergar la esperanza de que en el Ministerio sean conscientes, pero este aspecto habrá de verse claramente modificado en su específica formulación.
  3. ¿Cuáles son los ‘valores básicos que configuran el modo de nuestra civilización occidental’? Esta puede ser otra gatera por donde se cuele el adoctrinamiento si no se limita su extensión y profundidad. En una civilización plural no es necesario compartir tofos los valores. Ni siquiera la mayoría: basta con un mínimo común que garantice tanto la  cohesión social como la diversidad ideológica. Esta convivencia de la diversidad es la que garantiza una sociedad libre. La uniformidad sólo conduce al totalitarismo.
Pues bien, el borrador del real decreto que modifica las asignaturas de Educación para la Ciudadanía confirma la peor de las sospechas: el ministerio se ha limitado a eliminar o matizar los contenidos más polémicos, pero, como advertíamos en el punto 2, se mantienen objetivos y criterios de evaluación que revelan el carácter adoctrinador de la asignatura.
Por muy descafeinada que parezca a la vista de los contenidos, sigue siendo una asignatura que pretende imponer una Moral de Estado: formar en los alumnos una conciencia moral acorde con los valores propuestos por el Estado.
La eliminación del adoctrinamiento no pasa por modificar o matizar esos valores: pasa porrenunciar a formar la conciencia moral de los alumnos, labor que es derecho y deber de su familia. El Estado debe regular los comportamientos, pero no pretender formar las conciencias, que son el reducto de la libertad personal.
Transcribimos una entrevista a Mariano Bailly-Baillière Torres-Pardo, portavoz deObjetores.org, quien realiza un análisis general de la propuesta de real decreto:
Madrid, 20 de mayo de 2012 – El proyecto de real decreto para reformar las asignaturas de Educación para la Ciudadanía no satisface las expectativas de los padres objetores a pesar de que, desde el anuncio de su modificación, han celebrado con cautela la decisión del gobierno.
El portavoz de la plataforma de padres Objetores.org, Mariano Bailly-Baillière Torres-Pardo explica sus motivos para el rechazo frontal de esta nueva propuesta legislativa:
«La nueva propuesta no aporta otra novedad que un maquillaje de los contenidos más controvertidos, pero los pilares que permiten el adoctrinamiento no se han tocado. Ya advertimos hace tiempo que no se trataba de cambiar el sesgo ideológico de sus contenidos, sino de evitar radicalmente la intromisión del Estado en un ámbito propio de la sociedad civil: el derecho y deber de los padres a educar a sus hijos en los ámbitos ideológico y moral.»
¿En qué se manifiesta, a su juicio, esa intromisión del Estado en los derechos de los padres?
«El mismo planteamiento de la asignatura lo pone de manifiesto en su justificación y objetivos: no se trata de transmitir unos conocimientos sino de construir en los alumnos un código ético acorde con los principios propuestos por el Estado. Así, éste suplanta el papel de los padres en su obligación de educar moralmente. En definitiva, se mantiene el papel moralizador del Estado frente a la sociedad civil.»
¿No es verdad que se han eliminado muchos de los temas socialmente controvertidos?
«Insisto en que los contenidos no son el problema principal. Los objetivos y criterios de evaluación de la asignatura siguen estableciendo la necesidad de que los alumnos asuman y se comporten de acuerdo a los principios propuestos en la asignatura.
Se evaluarán en los alumnos actitudes y juicios morales acerca de situaciones de injusticia, discriminación, marginación, etc. Obviamente dos personas no tienen por qué coincidir en la valoración de estos hechos: no todos consideramos discriminatorias las mismas situaciones. Tampoco coincidimos en el grado de justicia o injusticia de muchas realidades. Las valoraciones éticas son personales y no pueden ser delegadas en un manual o un profesor que establezca el código de conducta moral de sus alumnos. Esto es tarea de los padres
Muchas personas opinan que la formación cívica no puede dejarse en manos de los padres porque, en ocasiones, son transmisores de códigos de conducta perjudiciales para la sociedad.
«Cierto: y son, precisamente, personas que han recibido su formación moral en casa sin haber cursado Educación para la Ciudadanía. La formación ética no tiene dos áreas independientes: la moral individual y la ética social. La dimensión social de la persona –la ciudadanía– se deriva de su condición personal. Formar a un hijo como buena persona revierte en su comportamiento como buen ciudadano. Una cosa lleva a la otra.
En cuanto a la sospecha hacia los padres, considero fuera de lugar que se pretenda generalizar y expropiarles su derecho y su deber de formar a sus hijos. El Estado tiene mecanismos para manejar las situaciones excepcionales. Su deber es marcar los límites a las actuaciones de los ciudadanos, no formar sus conciencias
Para concluir, ¿qué postura van a tomar los padres y asociaciones de objetores ante esta propuesta legislativa?
«Como siempre, cada asociación y cada familia tomarán la postura que libremente decidan. Lo que sí me atrevo a predecir es que quienes nos hemos opuesto a la Educación para la Ciudadanía del gobierno socialista no encontraremos en esta propuesta una modificación de su aspecto más grave: la invasión de las competencias familiares por parte del Estado. En este sentido, vamos a luchar por su modificación como veníamos haciéndolo hasta ahora. No consentiremos adoctrinamiento de ningún signo.

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