miércoles, 20 de febrero de 2013

El estado de las cosas, por Antonio Valdivia


Ante la falta de idea de Nación y sin una clara idea del Estado, la clase política se fagocita día si y día también.  Cada mañana nos desayunamos con la lucha entre partidos con el “y tu más”, que nos tiene más que aburridos.  Mientras, el país se desangra, se destruye lo poco, o nada, que resta de tejido industrial y los jóvenes que puede, salen por pies del país con rumbo a entregar sus conocimientos y formación en otros países que prosperan, aquí nos destruimos unos a otros, como si de un deporte nacional se tratara.
Para estos maestros del engaño y la corrupción a todos los niveles, el ciudadano solamente tiene dos misiones; una votar cuando toque, dos; es una fuente de ingresos para mantener el status sideral que se gastan.  Y es que el mal nos viene por la desmesura de una Administración desproporcionada, nido de enchufados, amigos y deudos a los que hay que mantener y contentar a costa del sufrido contribuyente.
Vivimos y trabajamos, los que aún disfrutan de un puesto de trabajo, para mantener a un sin fin de puestos de consejeros, cargos públicos, fundaciones, corporaciones, mancomunidades, ayuntamientos, autonomías y Estado que nos limita el más mínimo deseo de tomar alguna iniciativa privada.  Las gentes se ven obligadas a acudir a la economía sumergida a causa del detrimento de ingresos para mantener a tanta boca agradecida.
En la corta historia de esta mal llamada democracia, es la primera vez que un partido ha acumulado tanto poder y en tantos ámbitos de la vida pública.  Se esperaba un cambio, se daban las condiciones y la situación en que nos había dejado Zapatero, así lo reclamaba.  Pues no, llegó el Sr. Rajoy con la decisión de no decidir, como mejor política para este sufriente país.  Era el momento de poner orden, cordura y mesura en la desmesurada Administración, en los gastos de tanto cargo público, en los abusos de poder, en la independencia de la justicia, en la educación.  Animar la investigación, bajar impuestos y cargas, dignificar a la clase política y financiera y un largo etc. que me guardo.  Sin decir nada de las Fuerzas de Seguridad del Estado, a las que las tiene menguadas y marginadas.
Pero no, Mariano ha preferido no decidir, dejar que las cosas sigan su rumbo y contentar a todos, antes que mirar por el bien de los españoles.  Ha traicionado su programa electoral, ha hecho lo contrario de lo que le llevó a la mayoría y tiene la desfachatez de decirnos que cumple con su obligación.  No, su obligación la marca su programa, por el cual se le ha votado.  Usted ha traicionado a 11 millones de españoles con una pasmosa caradura.  ¿O su obligación se la marcan desde otros sitios y otras personas?.
Termina uno por aborrecer a estos políticos que nos toman por idiotas y hablan como si la audiencia fuera ignorante y estúpida.  – esto es un bichito tan pequeño se cae el suelo y se muere, ¿recuerdan?-  Han pasado más de 30 años y seguimos igual.
Va llegando la hora de las alternativas ciudadanas, de las iniciativas valientes que rompan por su raíz este montaje político que padecemos desde 1978.  Son muchas las asociaciones y colectivos que se organizan, ya existen voces más que autorizadas y mientras que internet no lo “ocupen”, podremos denunciar y hacer llegar a todos las mentiras y la corrupción en la que se mueve esta clase política, judicial y estatal.
No cejaremos en decir la verdad que se ve corroborada por los hechos que cada día vemos en la vida pública y corrupta actual.  El mismo sistema es corrupto y priva al ciudadano de su propio desarrollo personal.  Esto no es una democracia, es una tiranía bien disimulada en la que unos pocos, demasiados, viven como Dios, a costa de otros a los que se nos niega el pan y la sal.
http://antoniovaldivia.wordpress.com/